El intervalo II

Daniel se congeló. Aquel aparente susurro como una ligera brisa le heló el cuello sin ningun indicio de que pudiera cambiar de posición.
Seguia aferrandose a ese cuchillo , era su única salida para poder defenderse fuera lo que fuera que estuviera escondiendose de él.
Su mirada seguia puesta en aquel rincón oscuro que daba hacia el corredor donde estaban las demás habitaciones de la casa. Seria un verdadero riesgo si se aventuraba a caminar por ahi sin conocer a ciencia cierta a que se enfrentaba.

-Mal..di...ción-la voz se quebró en un quejido de dolor. Esta vez provenía de aquel largo corredor que parecia infinito a la falta de luz.

El chico comenzó a avanzar lentamente hacia donde se habia producido la voz, tomó unos fosforos que dejó en una mesita de ornato que aun era visible gracias a la luz de la cocina.
Encendió uno para hacerse paso entre las tinieblas del pasillo, aunque lo más facil hubiera sido encender el interruptor, Daniel temia que el cambio drastico del lugar pudiera espantar o alterar a su huésped.
Su respiración era lenta y pausada, como si eso le ayudara a disminuir su presencia en aquel lugar; la débil ilumanción proviniente de su fósforo no le daba mucha oportunidad de explorar para encontrar al dueño de esa misteriosa voz.
Al final la luz se extinguió dejando al joven a la mitad de un pasillo negro y frio, colocó el cuchillo frente suyo para hacerse defensa frente aquel ser...esperó en silencio aquella voz.
De pronto un aliento frio erizó sus vellos en la nuca, aquella respiración entrecortada llegaba al filo de sus orejas dejandolo petrificado.
Unas manos delgadas y duras comenzaron a recorrerle el cuerpo, desde el pecho hasta la cintura.

-Daniel...-suspiro la voz a sus espaldas.

Daniel cerro sus ojos deseando que todo aquello fuera una de sus horrendas pesadillas y que pronto despertaria como siempre a las tres de la mañnaa en su cuarto. Esto no estaba pasando, eran ideas suyas. Si , definitivamente era un sueño.

-Daniel...porfin.-Dijo la voz muy cerca de su oído.

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