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Borrador 1

 Dea caminaba insegura entre las fúnebres lápidas que estaban recién bañadas por el rocío matutino. Sus pies quedaron atrapados en un fango pastoso que la hizo maldecir por lo bajo -¡Maldita sea! Y son mis mejores zapatos. Después de tirar enérgicamente logro liberar sus pies y continuar la búsqueda de AQUELLA tumba. -Tiene que ser por este lado del cementerio, estoy segura. Si tan solo hubiera traído el estupido mapa... Tenía que apresurarse. Pronto el celador daría su rondín diario y explicar que hacía en la zona del cementerio tan apartada y a esa hora, sería un verdadero dolor de cabeza y ella, era una pésima mentirosa. Se resignó a solo continuar caminando derecho hasta el fondo del lugar; era más que obvio que tendría que estar junto a los primeros difuntos del lugar. -Veamos: si utilizo un conjuro de seguimiento, dejaré rastros. No puedo invocar a otro muerto y preguntar, demasiado trabajo. Piensa, piensa, piensa. A lo lejos los primeros rayos diurnos marcaban el alba y eso solo

Lupercalia y la nostalgía.

 Antes que nada, esta entrada tiene cero que ver con la Lupercalia a excepción de que hoy es 14 de febrero. Hay un montón de cosas que han pasado en los últimos meses a las que desafortunadamente no les di cabida aquí en el blog, pero, he preferido escribir cuando la inspiración se asome, justo como hoy. Para quienes no saben o no sabían...o simplemente no les interesa hace casi 4 años que no producía, hacía o dirigía algo de teatro. Y cuando me refiero a no producir, para mí significa que no estaba dentro de mis parámetros de artista. (Sí, tengo parámetros y no, no  he podido deshacerme de ello) aunque tenga una clase de actuación en una secundaria y aunque haya tenido un fallido intento de beca, para mí no entraban en esa clasificación de "Estoy haciendo arte". Estos episodios de apatía e inconformidad se iban agraviando conforme navegaba en redes sociales, al punto que decidí dejar de seguir a la mayoría de colegas y profesionales de mi área con el afán de no sentirme abru