Borrador 1

 Dea caminaba insegura entre las fúnebres lápidas que estaban recién bañadas por el rocío matutino. Sus pies quedaron atrapados en un fango pastoso que la hizo maldecir por lo bajo

-¡Maldita sea! Y son mis mejores zapatos.

Después de tirar enérgicamente logro liberar sus pies y continuar la búsqueda de AQUELLA tumba.

-Tiene que ser por este lado del cementerio, estoy segura. Si tan solo hubiera traído el estupido mapa...

Tenía que apresurarse. Pronto el celador daría su rondín diario y explicar que hacía en la zona del cementerio tan apartada y a esa hora, sería un verdadero dolor de cabeza y ella, era una pésima mentirosa. Se resignó a solo continuar caminando derecho hasta el fondo del lugar; era más que obvio que tendría que estar junto a los primeros difuntos del lugar.

-Veamos: si utilizo un conjuro de seguimiento, dejaré rastros. No puedo invocar a otro muerto y preguntar, demasiado trabajo. Piensa, piensa, piensa.

A lo lejos los primeros rayos diurnos marcaban el alba y eso solo le puso los pelos de punta, el tiempo se acababa.

-De seguimiento será... tendré que arriesgarme. 

De su bolsa extrajo un pequeño frasco con cabellos y con la punta de sus dedos comenzó a tejer un hilo invisible. Se concentró para que su conjuro fuera lo más certero y discreto. El hilo del alma rara vez se equivocaba al rastrear lo que ella deseaba; bastaba con tener una pequeña porción de lo que quería encontrar: cabellos, ropa,dientes, etc, para que su hilo llegara directo a su destino. De pronto este se tensó y quedó rígido, después de crearse un laberinto entre las lápidas.

-¡Lo sabía! Esta al final- suspiro aliviada y emprendió la marcha casi corriendo siguiendo el trazo que había tejido.

Dea encontró una piedra apenas pulida que hacía de lápida. Sencilla sin inscripciones, era una verdadera sorpresa que nadie hubiera decidido simplemente deshacerse de esa tumba.

-Debi imaginar que querrías discreción - susurró mirando la yerba crecida que tapaba casi por completo el sepulcro. Coloco sus manos sobre la tierra y conjuró unas cuantas palabras que hicieron que la tierra se removiera como si algún tipo de animal surgiera de las profundidades. 

Expectante se quedó mirando hasta que su hechizo hiciera lo suyo, cuando finalmente emergió una pequeña caja de madera. 

-Esto debe ser una broma...

Espero un instante pero al parecer lo único que se encontraba oculto en la fosa era esa cajita.

-Esto debe ser una maldita broma. Tengo meses investigando y siguiendo el rastro para no encontrar tu maldito cuerpo. De verdad tienes un jodido sentido del humor. 

Aún decepcionada y enojada tomo entre sus manos la cajita. No tenía nada especial. Ni runas candados, alguna magia de protección, nada. Era una vil caja que engañó a su hilo del alma. La abrió y encontró un mechón de cabello igual que el que ella había usado para rastrear el lugar.

-Siempre fuiste una ególatra y arrogante- gritó arrojando la caja al montículo de tierra.

Su búsqueda había sido en vano. Aunque muerta, Ona, se burlaba de ella y todo el aquelarre. 


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