Llegamos hasta aquí pero seguiremos caminando

 Tenía tanto tiempo sin sentir unas ganas incontrolables por escribir y organizar mis ideas en un escrito. 

Debo confesar, como ya lo he hecho antes en otras entradas, que solía usar este blog como  desahogo personal, después de todo, es mío, ¿no? para eso lo abrí. Pero hoy tengo una necesidad muy distitna para estar aquí.

Hace un año comencé mi viaje por la terapia y ha sido un camino lleno de desafíos, desde desprenderme de cosas en las que creí durante años y pensaba que "eran parte de quién era" hasta aprender cosas nuevas. Tenía tanto miedo de perder "mi escencia" después de recibir el tratamiento (esto me recuerda al meme de "¿Y qué tal si pierdo mi chispa?") y resulta que la mentada chispa es estar en un estado de ansiedad perpetua temiendo de todo, desconfiando de todo con los puños bien en alto para recibir un ataque y ofrecer la ofensiva.  Entonces entendí que eso no era yo...duré tantos, tantos años viviendo bajo una coraza para protegerme que olvidé lo escencial de mí.

Una vez, durante una sesión con mi terapeuta, recuerdo que le dije: "Mi mamá me ha metido tantas ideas, miedo, confusión en la cabeza que a veces me cuesta distinguir donde empiezan mis pensamientos e ideas y dónde empiezan las suyas". Esa ha sido la confesión mas dura y devastadora a la que me enfrenté durante este proceso, afortunadamente ya puedo reconocer a esas voces en mi cabeza que me dicen "no eres suficiente, eres horrible, nadie te quiere, nadie quiere estar contigo". 

A veces las escucho pero inmediatamente puedo distinguir esos pensamientos intrusivos y logro salir del bucle antes de hundirme en lo profundo de esas atrocidades que a veces la maldita ansiedad produce. 

Si hay tres cosas que agradezco profundamente en este proceso son: aceptación. De mí, de mi cuerpo, de quién soy, de reconocer que soy capaz de muchas cosas. De lo que mis papás hicieron con o sin la intención de lastimarme, de lo que sucedió atrás. La reconciliación: con mi pasado, con las cosas que hice y antes me carcomía tanto que me volvía a culpar una y mil veces más, con lo que fue. Estoy aquí: este es el que más me ha ayudado a lo largo del viaje. Repetirme constantemente que estoy en un lugar seguro, que no estoy en peligro que estamos aquí me ha hecho sanar muchas cosas en mi interior.

No puedo decir que estoy por completo "curada" (si es que esa puede ser una definición correcta) porque aún percibo en mí muchísima apatía por cosas que ambaba y sé que son rastros de una depresión silenciosa que me fué quitando cosas de poco a poco. Aún así, para mí cada día que logro levantarme de la cama, alzarla, hacer mi trabajo es una batalla ganada contra esa niebla difusa que a veces no me deja ver lo que está frente a mí.

Me gusta pensar que soy una conquistadora en mi propia vida, que ya no se trata de sobrevivir, porque de eso ya sé más que suficiente. He vivido en un estado de supervivencia y de alerta que me he privado de vivir mi ahora con la intensidad que se merece. Me lo digo cuando puedo: vive, siente, respira, abrazate, estás aquí, hemos llegado juntas. 

Cada vez que el pastillero del medicamento se vacía sé que le he ganado otra batalla a la ansiedad y la depresión. Cuando hago algo que me gusta, sé que por lo menos ese día, le he vencido una jugada a la apatía. Cada vez que  me hablo con amor, sé que he derrotado a mis bullies internos una vez más.

Me siento muy feliz conmigo y orgullosa de haber llegado hasta aquí. Sé que aún hay bastante que recorrer pero también confío en que lo lograré.


Con mucho amor, Andie. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

No más "Nankurunaisa"

Terapia